Te he visto esta mañana
mirando los cuerpos de los hombres griegos de la antigüedad
y pensaba que ojala fuera mi cuerpo al que miraras
del que tomaras notas en la libreta de tus deseos
para leerlas después a solas
hasta alcanzar mi casi presencia
el orgasmo o quien llegase primero
He visto también tus ojos grandes y pasmados
ante la perfección humana
y he reído un poco
al constatar la inocencia en tu mirada
con sus latidos fuertes y pujantes
y en tus mejillas rugiendo sangre
Cincuenta minutos te he observado
Te prometí mis manos y palabras
los pasos que he de dar e incluso los que he olvidado
pero cuando te fuiste ah cuando te fuiste
Cinco minutos y me refugie con otra
riendo como reiría contigo
cayeron mis sonrisas
Mis manos la tocaron piel del ti
se vendió el tacto
las pupilas y todo
Pero quedaban las palabras
más ahora te confieso que la despedí con un poema
el potro de los cincuenta minutos
el huracán
y lo leí como si tu lo escucharas
Que algo quede de aquellos cincuenta minutos no lo sé
pero es tu culpa ingrata
por no voltear a la tercer fila segundo asiento del lado izquierdo
-donde yo te esperaba
Y no te ufanes después de que estas letras te pertenezcan
porque ya no son ni jardín ni templo para ti
sino para quien llegue
y también para ella serán prestados
Mujer desconocida