dícese del que allá profundo deja que su dolor se encienda
no lo detiene/ arde odio
arde porque no se soporta
para mantenerse ocupado/ por cualquier cosa/ arde
fuego que mantiene la llama del mundo en vida
para que los hombres salgan torpes a recorrer las calles
para que regresen también y le digan a su mujer que están cansados
que hoy no hay tiempo para el amor
arde para los inocentes
y los que se encierran por miedo al mundo
a estos la flama les zumba en el oído
les brillan los ojos entonces/ asoman a la ventana
y en su mirada ya vive él/ y en su corazón/ y en su espalda
arde para el que ofrece a su dios en las esquinas/ y para el que los compra
para el niño y la pelota
arde bajo los pies del peregrino / y sobre las manos del poeta
arde para el cansado y el triste
para la mujer y el siniestro
arde braza en estas letras/ y ahora también
enciende hoguera en tus pensamientos