Mil, mil veces he sido derrotado por tus labios.
Al rato digo: ya es tarde Jorge,
ya no busques esos labios,
esos labios son de otro,
vete, descansa.
Ávida una gota de amor
sube de la entraña, de algún secreto espacio:
entorno al ombligo, al lado de las costillas
rondando ruge por tus besos sin hallar cabida,
hasta que emerge fuego para envenenar la boca.
Agria la lengua se retuerce,
víbora en un mar de azufre.
Me digo entonces aguanta Jorge, aguanta.
Pero estas tan cerca. Asoma un gesto tuyo,
una mueca, dos líneas en tu rostro se extienden
asoman blanquísimos tus dientes
como una burla, como decir anda cobarde besa.
Triste, insana, calurosa, desesperada, angustiosa,
contra mi voluntad, esta agonía halla
su muerte en el contacto.