Ah señora de pechos infinitos cobíjame
en el manantial de azufre de tu lecho
y sean tus manos dueñas de mis parpados
dadora del cansancio
Que mi espíritu llama abierta se apague sobre tí
o salga a deambular tus territorios
de tu mano madre susurro
viento que mece las aguas tibias del mar en rabia
y lo tiende silencioso llano sobre tu piel desnuda
Apacigua esta furia tú redentora de pupilas
arrebata mis pensamientos y lánzalos a la hoguera
o arde tu poder sobre mi frente
o posa tu pie descalzo en mis ojos
o tus manos o tus labios señora santa
cúrame el insomnio